La
globalización ha incitado uno de los debates más apasionados de la última
década, ha sido tema de innumerables libros y causa de grandes manifestaciones
en Europa y América del Norte. Tratándose de un término de uso tan extendido
como la globalización, al parecer no existe una definición exacta y ampliamente
aceptada. De hecho, la variedad de significados que se le atribuye parece ir en
aumento, en lugar de disminuir con el paso del tiempo, adquiriendo
connotaciones culturales, políticas y de otros tipos además de la económica.
Sin embargo, el significado más común o medular de globalización económica
–aspecto en el cual se concentra este trabajo– se relaciona con el hecho de que
en los últimos años una parte de la actividad económica del mundo que aumenta
en forma vertiginosa parece estar teniendo lugar entre personas que viven en
países diferentes (en lugar de en el mismo país). Este incremento de las
actividades económicas transfronterizas adopta diversas formas:
- Comercio internacional: Una parte cada vez mayor de los gastos dedicados a bienes y servicios se consagra a importaciones de otros países, y una porción creciente de la producción de los países se vende a extranjeros en calidad de exportación.
- Inversión Extranjera Directa (IED). En el último decenio han ido aumentando gradualmente las inversiones que empresas radicadas en un país hacen para establecerse y operar negocios en otros países.
- Flujos del mercado de capitales. En el transcurso del pasado decenio, los ahorristas de muchos países (especialmente del mundo desarrollado) han diversificado cada vez más sus carteras con activos financieros extranjeros (bonos, acciones y préstamos del exterior), mientras que los prestatarios buscan progresivamente fuentes de financiamiento foráneas, además de las nacionales.
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