miércoles, 16 de diciembre de 2015

Antecedentes

La independencia de América Latina (1790 - 1826).
La emancipación de América Latina formó parte del ciclo revolucionario que, a nivel mundial, se inauguró a fines del siglo XVIII, bajo el influjo de las concepciones antifeudales de la burguesía europea. El movimiento independentista que comenzó en 1790 con la revolución de Haití tuvo como antecedente la liberación de las trece colonias inglesas de Norteamérica. El estallido de la gran contienda anticolonialista, extendida hasta 1826, fue facilitado primero por la revolución francesa de 1789 y después por la crisis política generada por la expansión napoleónica sobre España y Portugal. Así, el inicio de las revoluciones burguesas en Europa puso a la orden del día en América Latina el problema de la independencia.

Las reformas liberales (1850-1885)
Una serie de trasformaciones de orientación burguesa de corte liberal sacudió a la América Latina a partir de mediados del siglo XIX, ante el empuje del avance capitalista a escala internacional y el tremendo impacto de la oleada revolucionaria europea de 1848. Entre sus causas se hallaba el significativo retroceso experimentado después de la independencia, que llevó al establecimiento en casi todas partes de un orden conservador encargado de restablecer la esclavitud, el tributo indígena y el régimen de mayorazgos. Las revoluciones liberales de esta etapa adquirieron características distintas en cada uno de los países latinoamericanos donde se llevaron a cabo, determinadas por las tareas objetivas y el grado de desarrollo de la conciencia burguesa, aunque fue muy frecuente que las transformaciones se realizaran como resultado de reformas "desde arriba".

La caída del Muro de Berlín (1989)
El derribo del muro de Berlín, hace ahora 25 años, fue mucho más que el primer paso en la reunificación alemana, que el cierre de las últimas heridas de la segunda guerra mundial: fue el símbolo de la caída del sistema político y económico que, abrazado por decenas de países en todo el mundo, se erigió como alternativa al capitalismo y a la democracia liberal representativa
La caída del muro tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y Hungria en mayo de 1989. El primero de esos países pertenecía al bloque occidental mientras que Hungría era parte del bloque conocido como la cortina de hierro, países cuyos regímenes estaban bajo la influencia soviética.  Ante esta apertura, cada vez más alemanes orientales viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Esto, a su vez, motivó enormes manifestaciones en varias ciudades de la RDA, las que llevaron a que, el 9 de noviembre de 1989, el gobierno se viera obligado a anunciar que el paso hacia el oeste estaba permitido.

Sin embargo, el hecho desencadenante fue la confusión de un portavoz del gobierno en una conferencia de prensa en la que, con el afán de calmar los ánimos de la población, daba a conocer la nueva norma que permitía salir del país sin requisitos previos.  El miembro del Politburo de la RDA, Günter Schabowski, explicaba los pormenores de la disposición gubernamental, cuando el periodista, Riccardo Ehrman, de la agencia de noticias ANSA, le preguntó cuándo entraba en vigor la medida. Schabowski, quizá un poco nervioso, buscó entre sus papeles y al no encontrar nada escrito respondió: "de inmediato".

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